Iesha L. Evans se mantiene erguida, con la mirada al frente y la mano izquierda ligeramente tendida hacia delante mientras la brisa mueve la falda de su sencillo vestido. Parece tranquila, casi como si estuviera meditando. Los hombros desnudos de Iesha contrastan con las protecciones que llevan en todo su cuerpo los dos agentes de antidisturbios que se aproximan a ella. Aunque van a detenerla y ella no ofrece resistencia, la inclinación de los cuerpos de los policías da la impresión de que una extraña fuerza les impide aproximarse la joven.