El sol y la savia vegetal hablan continuamente, en el campo, de lo más grande que hay en el mundo. Nosotros no vivimos gracias a otra cosa que a la energía solar; la comemos, y es ella la que nos mantiene en pie, la que mueve nuestros músculos, la que corporalmente opera en nosotros todos nuestros actos. Es quizás, bajo formas diversas,la única cosa en el universo que constituye una fuerza antagónica a la gravedad; es ella la que sube a los árboles, la que por nuestros brazos levanta los pesos, la que mueve nuestros motores. Procede de una fuente inaccesible y a la que no podemos aproximarnos ni siquiera un paso. Desciende continuamente sobre nosotros. Pero aunque nos baña perpetuamente nosotros no podemos captarla. Sólo el principio vegetal de la clorofila puede captarla para nosotros y hacerla nuestro alimento. Sólo hace falta que la tierra esté convenientemente preparada por nuestros esfuerzos; así, por la clorofila la energía solar se convierte en sólida y entra en nosotros como pan, como vino, como aceite, como fruta. Todo el trabajo del agricultor consiste en cuidar y en servir a esta virtud vegetal.Simone Weil