Una anciana va con la mirada absorta en algún tiempo que no es el presente,
camina como si en lugar de llevarla sus pies,la llevase algo invisible.
De pronto,para en seco y retrocede unos pasos 
para contemplar un incipiente geranio de color rojo chillón.
Su mirada cambia,tiene un brillo especial,
entre el éxtasis y la locura.
En unos segundos su energía reverdece.
La anciana sigue su camino y yo el mio
preguntándome qué cosa le habrá  dicho la flor.
Gea